Estar siempre en los focos es una de las cosas que se consideran requisito para una superestrella, especialmente en tiempos donde cualquiera puede grabar a cualquiera. Es una presión constante que no muchos saber sobrellevar, y contra la que unos pocos saben como rebelarse. Igual que unos pocos supieron como pasar de ser parte de una marca a un ídolo por sí mismo.
Harry Styles convivió con la fama desde adolescente gracias a One Direction, siendo un fenómeno de masas que le impedía hacer actividades de lo más cotidianas sin pasar desapercibido. Tras terminarse el grupo, no sólo su fervor continuo sino que supo acentuarlo, volviéndose una de las grandes estrellas pop de su generación.
Huir de los focos con zapatillas deportivas
Hace tres años tocó lo que parecía una cima al ganar dos Premios Grammy y ser artista del año, intentando también asomar en el mundo del cine como parte del Universo Marvel y en películas como No te preocupes querida. Al año siguiente pareció romper con todo y mantenerse alejado de la atención, dando su último concierto hasta la fecha y no realizando ni más canciones ni muchas intervenciones públicas.
Posible preparación para un nuevo proyecto, o simplemente una escapada de una realidad bastante irreal para la mayoría de personas. Styles sigue recibiendo persecución de los paparazzi, aunque consigue ser fotografiado lo mínimo incluso aunque se le acerquen fans curiosas. Le estaba saliendo bien hasta que finalmente muchos se han dado cuenta de qué estaba haciendo todo este tiempo: correr por el mundo.
Iba a ser una estrella de Marvel, pero dejó su carrera para reinventar las matemáticas y demostrar que 1×1=2
En la pasada Maratón de Berlín del 21 de septiembre nadie se fijó en un corredor llamado Sted Sarandos que había terminado el recorrido en menos de tres horas. Pero al verse fotos del evento todo el mundo reconoció a Harry Styles, que ha estado participando también en otras maratones como la de Tokio y algunos han asegurado encontrárselo haciendo running o escapada por diferentes ciudades del mundo. Al menos, se ha distanciado del glamour que suele acompañar a alguien de su popularidad.
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