
Papa negro, ultraconservador o un tapado: lo que Cónclave revela que puede pasar en el Vaticano a partir de ahora
abril 23, 2025
Cómo es el cónclave para elegir al nuevo Papa: paso a paso, así se definirá el sucesor de Francisco tras su muerte
abril 23, 2025La muerte del papa Francisco puso en la Argentina casi todo en pausa, desde la campaña electoral hasta el fútbol profesional, pasando por la actividad parlamentaria. La noticia, conmocionante, obligó en particular a la clase política a guardar los tambores de guerra hasta que pasen unos días, al menos hasta el sábado, cuando el cuerpo de Jorge Bergoglio sea sepultado en Santa María la Mayor, en Roma.
Auténtico o impostado, el respeto a la investidura se impuso, salvo algunos tuits del Presidente, quien no pudo refrenarse y reposteó ataques a “mandriles”, “econochantas” y “periosobres”.
Hasta la mañana del lunes, la crispación venía en alza, estimulada principalmente por Javier Milei y sus funcionarios: el Gobierno eligió celebrar la hasta el momento exitosa salida del cepo al estilo de Diego Maradona y su infame “la tenés adentro”.
Recordemos. El 14 de octubre de 2009, la Selección consiguió un sufridísimo pase al Mundial de Sudáfrica con una victoria 1 a 0 en Montevideo, con un gol en el minuto 84, en la última fecha de las Eliminatorias. En la cancha, un exaltado Maradona, director técnico de aquel equipo, gritaba: «Esto es para todos los argentinos menos para los periodistas. ¡Que la chupen! ¡Que la chupen!».
Fue el prólogo de una de sus frases más desagradables e inolvidables, pronunciada cuando en la conferencia de prensa posterior el periodista Juan Carlos Pasman quiso hacerle una pregunta y Diego lo interrumpió: «Vos también, Pasman, vos también la tenés adentro«.
El revanchismo en su peor expresión.
Milei y compañía coquetean con ideas parecidas en sus descalificaciones a economistas y periodistas, sus blancos favoritos. El “festejo” libertario con la adaptación de la canción mundialista es una muestra inmejorable: “Mandril, decime qué se siente, que el cepo llegó a su final… Tu opinión te la metés donde no te da el sol, cómo doma este Gobierno por favor”.
El estilo arrabalero también es cultivado por Cristina Kirchner, quien fue evolucionando en su práctica desde sus primeros pasos en aquellas interminables cadenas nacionales en horario central, cuando era presidenta, hasta sus hoy también interminables tuits que alternan mayúsculas y minúsculas, arrancan con un “Che Milei” o un “Ay Milei” y no intentan disimular un tono entre pendenciero y patotero. Se abstiene, eso sí, de las metáforas sexuales.
Tales modos provocan un rechazo profundo en buena parte de los analistas y comentaristas políticos, que los relacionan con una merma indetenible de la calidad institucional del país. Columna tras columna sostienen que, de seguir así, Milei verá afectada su popularidad y buena imagen. Tal vez sea así.
Tal vez, sin embargo, tales modos no sean más que el reflejo de la manera de ser de buena cantidad de criollos, a los que no solo no asustan sino que seducen.
Los hay en todas las clases sociales y niveles educativos. Su ley es el ojo por ojo. Para ellos, mejor devolver un cachetazo más fuerte a poner la otra mejilla.
La idolatría sin límites por Maradona, un extraordinario futbolista cuyo costado más oscuro lo convertía en un gran exponente de este tipo de pensamiento, puede explicarse en muchos casos por esta actitud, que a menudo confunde rencor con integridad.
Un resentimiento permanente y a flor de piel, a raíz de daños reales o imaginarios, cuyos supuestos causantes no merecen piedad.
Hay una larga cultura de denigración del adversario en la Argentina. El “mueran los salvajes unitarios” del rosismo o el “al enemigo ni justicia”, del General, son ejemplos hoy considerados extremos. Pero extremos son hoy algunos pensamientos.
No es casualidad que Bergoglio no haya vuelto a la Argentina como Papa.