Superman nació en abril de 1938, cuando DC ni siquiera existía: la editorial que lo publicó se llamaba National Allied Publications, y después se fue conformando en el nombre que ahora conocemos todos. En aquella primera versión de Joe Shuster y Jerry Siegel, el superhéroe saltaba en vez de volar, sus poderes no estaban bien definidos del todo y solo los años, acompañados por los seriales de radio y cine. Sin embargo, al no tener claro quién era o qué podía hacer, los guionistas de los tebeos fueron añadiéndole poderes raros hasta llegar a un punto en el que la cosa no podía seguir adelante… Y no les quedó otra que hacer un reseteo inmediato.
¡Super-cancelado!
En el número 55 de Action Comics, Superman mostró por primera vez el increíble poder de modificar su cara y su cuerpo, algo que hasta ese momento era solo de los supervillanos y planteaba una duda a los lectores: ¿¡Qué necesidad había, entonces, de crear a Clark Kent!? Pronto lo dejaron caer en el olvido, al igual que el poder de crear mini-clones de él mismo gracias a lanzar rayos arcoiris de sus dedos. Mira, cosas que pasan cuando tienes que sacar un cómic al mes y no se te ocurre nada.
Pero también las películas se inventaron poderes para Superman francamente espeluznantes, como el famoso beso que crea amnesia en Superman II y que hizo que Lois Lane olvidara todo lo que había pasado, o la capacidad de… reparar toda la Muralla China en Superman IV. Muy específico, pero nunca está de más. Nunca se volvieron a mencionar en ningún sitio, claro está. Por suerte.

DC
¿Y cómo olvidar que, en los cómics, Superman tenía el poder de saber quién le llamaba por teléfono fijo gracias a sus poderes telepáticos, controlar la mente de los villanos o utilizar las gafas de Clark Kent para que todo el mundo le viera la cara distinta? Por suerte, James Gunn ha decidido que su Superman no da besos con extra de amnesia. Eso que nos llevamos.