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julio 19, 2025
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julio 19, 2025El camino de Oliver Bearman hacia la Fórmula 1 se ha forjado a base de velocidad pura, madurez temprana y la urgencia de aprovechar cada oportunidad —como hizo con Ferrari— mientras mantenía las expectativas bajo control.
Hay una historia que dice mucho del piloto británico de 20 años. En abril de 2023, tras un fin de semana consagratorio en la Fórmula 2 en Bakú —donde ganó tanto la carrera sprint como la principal— Bearman cumplió 18 años. Uno de sus patrocinadores lo invitó a una reunión.
«Hicieron algo de alboroto», recuerda Ollie en una entrevista con Motorsport.com. «Y luego señalaron un Ferrari Roma estacionado cerca. Lo miré, y cuando me di vuelta, me entregaron las llaves: ‘Feliz cumpleaños'».
Bearman, atónito, llamó de inmediato a su padre David para contarle la noticia. «¡No lo vas a poder creer!», le dijo. La respuesta fue: «Es increíble, pero sabés que vamos a tener que pagar el seguro —y no va a ser barato».

Oliver Bearman, Haas F1 Team
Foto di: Sam Bagnall / Sutton Images via Getty Images
En la familia Bearman, los problemas terrenales siempre estuvieron presentes. Ollie recibió su primer kart usado como regalo de Navidad en 2011 —el inicio de su historia en el automovilismo, aunque siempre con los pies en la tierra. Compitieron en el Reino Unido porque correr en Italia era demasiado costoso. Faltar a la escuela no era una opción. En cierto momento, su padre David tuvo que tomar una decisión.
Él también era piloto a nivel de clubes, y corría con un Porsche Boxster con el número 87 —una referencia a las fechas de nacimiento de sus hijos: Ollie, el 8 de mayo; Thomas, el 7 de agosto. «Por eso todavía ves el ‘87’ en el coche de Haas», explica. Pero cuando quedó claro que Ollie tenía verdadero talento, la decisión fue sencilla: «Dejó de correr. Cada centavo que tenía fue para el karting».
«Mi papá corría, y mi abuelo también», cuenta Ollie. «Solo a nivel de clubes, por diversión. No tenían el presupuesto —ni probablemente el talento», se ríe, «para llegar más lejos. Recuerdo ver a mi papá correr su Porsche cuando yo tenía cinco o seis años, y me encantaba. El sonido, los olores, todo. Ahí fue cuando me enamoré de las carreras».
La familia hizo sacrificios para mantener vivo el sueño, sabiendo que una segunda oportunidad sería improbable.
«Recuerdo cuando pasé del karting a la F4», rememora Bearman. «Mi papá fue claro: no podíamos permitirnos dos, tres o cuatro temporadas. Era demasiado caro. Incluso tuvimos que reducir las pruebas».
Esa necesidad de rendir de inmediato —con muy poco rodaje— se convirtió en una fortaleza. Bearman fue rápido desde el inicio en F4, luego en F3 y también en F2. Pero incluso con esa reputación, nadie podía imaginar cuán poco aviso recibiría antes de su debut en la Fórmula 1 en Arabia Saudita el año pasado.
«Fue literalmente con unas pocas horas de anticipación», dice Bearman con una sonrisa. «Pero fue la mayor oportunidad de mi vida. En ese momento, las cosas no iban bien en F2, y de repente tuve la chance de demostrar lo que podía hacer en un Ferrari de F1».

Oliver Bearman, Ferrari SF-24
Foto di: Andy Hone / Motorsport Images
«Tuve suerte de correr esa carrera. Solo había hecho dos días en un F1 antes, así que fui precavido —no quería arruinarlo. Eso me frenó un poco, pero creo que aun así mostré un 50% de lo que soy capaz. Y eso fue suficiente para llegar hasta acá. Honestamente, no sé dónde estaría ahora si no hubiera pasado lo de Yeda».
Cuatro meses después, recibió la confirmación que tanto había esperado.
«Fue después del fin de semana en Austria, justo antes de Silverstone —creo que un lunes o martes. Estaba volando de regreso a Inglaterra y me dieron la noticia: iba a ser piloto titular de Haas en 2025. Una temporada completa. Fue un momento muy especial».
Bearman ya había sido confirmado como piloto titular de Haas para 2025 cuando lo volvieron a llamar con poco aviso para correr con el equipo en Bakú e Interlagos, logrando actuaciones sólidas en ambas ocasiones.
«Visto en retrospectiva, el año pasado fui un poco afortunado», admite. «Conduje el Ferrari, sumé puntos. Luego hice lo mismo con Haas en Bakú. Incluso en Brasil llegué a la Q3 y luché en el top 10. Medio que di por sentado que iba a estar en los puntos cada vez que me subiera al coche».
«Pero este año fue un baño de realidad. Los márgenes son muy estrechos —no estamos en condiciones de pelear por puntos cada fin de semana. Tuve que reajustar mis expectativas para no frustrarme».
«Hubo carreras en las que sentí que manejé bien, fines de semana en los que estuve orgulloso de mi rendimiento, pero cuesta estar satisfecho cuando ves tu nombre en P12 o P15».

Oliver Bearman, Scuderia Ferrari
Foto di: Mark Sutton
Bearman dice que trabaja mucho para mantenerse con los pies en la tierra.
«He intentado no dejarme llevar por los resultados y ser honesto conmigo mismo. Si hice un buen trabajo, uso esa energía para la próxima carrera».
«El año pasado los puntos llegaron con cierta facilidad, y eso generó expectativas. Este año estamos teniendo más dificultades de las que esperábamos. Sumar puntos de forma consistente es difícil, pero estoy muy motivado. Mantener la mentalidad adecuada y una actitud positiva es clave».
Esa urgencia por rendir siempre fue parte del ADN de Bearman. Pero ahora, bajo el ala de Ferrari, puede concentrarse en rendir en pista —y no en sobrevivir. Todavía recuerda los nervios de su primer contacto con la Scuderia.
«Después de ganar el título de F4 Italiana, la academia de pilotos de Ferrari me invitó a una prueba en Fiorano», recuerda. «Recuerdo entrar a la oficina de Laurent Mekies —era el director deportivo del equipo en ese momento. Yo tenía 15 años, sentado frente a alguien que había visto por televisión. Sabía que tenía que convencerlos de que valía la pena la inversión. Creo que me temblaban las manos».
Luego vino la sesión en pista.
«Recuerdo perfectamente el momento en que salí del garaje en Fiorano. Había visto a Alonso, Schumacher, Vettel, Leclerc —todos habían rodado allí. Yo estaba en un F4, pero fue algo especial».
«Y dos años después, hice mi primer test con un F1. Ese es un día que nunca olvidaré. Usar ese traje rojo… no se puede describir lo que se siente. Me llenó de orgullo —y me motivó muchísimo para volver a vestirlo».

Oliver Bearman, Haas F1 Team
Foto di: Simon Galloway / LAT Images via Getty Images
Bearman vivió en Módena entre 2023 y 2024, y viajaba a menudo a Maranello para sesiones en el simulador.
«Módena es hermosa. Todavía paso por ahí cuando estoy en la zona. Por ahora no estoy pensando en Ferrari. Siento que tengo lo necesario para correr para el equipo algún día, pero depende de mí demostrarlo».
«Estoy seguro de que Ferrari cree en mí —me han apoyado hasta ahora y me dieron la oportunidad que tengo. Eso es lo que me levanta cada mañana. Quiero correr de rojo. Quiero ganar de rojo. Esa es mi mayor motivación».
Ya tiene un Ferrari, claro —el Roma.
«Es cierto; es lo más valioso que tengo. Mi primer Ferrari, y llegó de una manera tan especial. Ha estado guardado en el garaje desde entonces».
«¿El seguro? ¡Ahora lo pago yo!»
El padre de Bearman, David, ahora observa desde la distancia —y por fin puede apoyar al hermano menor, Thomas, que corre en F4.
«Si Ollie se hubiera quedado en F2, no podría haber financiado a los dos», dice David. «Pero todo salió bien».
En Silverstone, Thomas corrió en una de las series soporte, y tanto Ollie como David fueron vistos en las escaleras mirando la largada. El camino de Thomas quizás sea un poco más suave que el de su hermano, pero la capacidad de rendir bajo presión —de entregar resultados de inmediato— es algo que Ollie ha perfeccionado. Y podría ser una de las habilidades más valiosas del automovilismo moderno.
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