Bienvenida agridulce a Ansu

Si las pesadillas existen, el Mónaco vivió una en Brujas. Una noche de Brujas, valga la redundancia, en un campo más que exigente, en un estadio que ya infundió pánico la temporada pasada en Europa y que fue verdugo de un equipo que protagonizó un bochorno estrepitoso en su debut en la Champions League. Los belgas, desatados, vapulearon a los monegascos, 4-1, un resultado corto, muy corto, que trasluce la superioridad que mostró durante los 90 minutos y que expuso las carencias de un compendio de individualidades que cada año comete los mismos errores. Ansu Fati debutó con un gol en el tiempo de descuento que, pese a no tener incidencia en el resultado, le valió para la recuperar sensaciones.

Y eso que la contienda pudo arrancar bien para los de Hütter. Mignolet, un veterano curtido en mil batallas, derribó a Biereth en el área y el árbitro señaló penalti. Akliouche lo tiró muy tímido y el belga realizó una parada providencial, celebrándolo en la cara del colegiado. Sin embargo, en el mismo rebote de la pena máxima detenida, se lesionó y su lugar lo ocupó Jackers.

Fue el único conato de carácter del Mónaco, que mucho tiene que mejorar si no quiere ver peligrar su clasificación a la siguiente ronda. El Brujas, un equipo alegre, con las ideas claras, sin titubear, fútbol directo de toda la vida, masacró a los rojiblancos en cada acción, en cada lance, en cada segunda jugada. En diez minutos había sentenciado el partido, una sentencia que debió llegar antes debido a la ingente cantidad de ocasiones que generó.

El 1-0 lo firmó Tresoldi, que entró como Pedro por su casa en el área. El segundo, inmediato, fue de Onyedika. Y, el tercero, al borde del descanso, para aumentar la sangría en la inoperante defensa monegasca, lo rubricó Vanaken, que rejuveneció diez años para erigirse como un general en el centro del campo del Brujas.

Hütter, perdido, sin capacidad de reacción, sin saber ni siquiera como ajustar defensivamente, hizo cambios tras el descanso, entre ellos Ansu Fati, que debutó en un contexto más que complicado. Ni su entrada mejoró a un inexistente Mónaco, que volvió a sucumbir para recibir el cuarto, firmado por Diakhon, tras un contragolpe excelente de los belgas. Y, al final, para maquillar el resultado, Ansu Fati envió a la red un disparo con la izquierda que denotó que todavía sigue manteniendo la calidad intacta.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí