Se considera que ¿Quién engañó a Roger Rabbit? es el mayor crossover de la historia del cine de animación, y con razón: el Pato Donald y el Pato Lucas competían tocando el piano, Mickey y Bugs se encontraban en un momento dado, a lo largo y ancho de la película los personajes de distintas franquicias se encontraban de todas las maneas posibles… Eso sí, no es tan conocido que, aunque consiguió a los peces gordos, Robert Zemeckis no pudo conseguir los derechos de Popeye, la Pequeña Lulú, Caspero, Super Ratón o Tom y Jerry. ¡No todo les iba a salir bien!
La lámpara maldita
Imagina la carga de trabajo que supuso una película como esta: necesitó 14 meses de post-producción, porque no era tan fácil como animar a los personajes y meterles en el plano. La cámara en continuo movimiento de Zemeckis hacía que fuera muy difícil introducir a los personajes y que estos parecieran realistas: para ello, los enviaron a ILM para conseguir un efecto 2,5D animando tres capas distintas: sombras, luces y tonos mates.
Pero hay una escena en particular donde los animadores se vieron consternados: a mano, como toda la película, tuvieron que animar, plano a plano, una escena en la que la lámpara, que Bob Hoskins pegaba con la cabeza continuamente, no paraba de moverse: había que tener mucho ojo con cómo estaba representado Roger Rabbit. Para conseguirlo, crearon distintas capas de iluminación, tal y como cuenta Javi Godoy en TikTok: color base, sombra, brillo y contorno. Un trabajo espectacular al que se le conoció como «bumping the lamp».
No es que «bumping the lamp» se use solo para describir escenas con iluminación compleja, sino que, hoy por hoy, es sinónimo de ir más allá y buscar la continua excelencia en el trabajo que haces, con detalles que no son necesarios (por ejemplo, hacer la oreja de Roger traslúcida al contacto con la luz, como las de los conejos reales) pero que aportan detalle y gloria a una obra. ¡Lo que se perdió Popeye!