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julio 10, 2025Revelaron que el porte en las escuelas disminuyó, pero no fue así fuera de los campus.
Durante los últimos años, las armas de fuego se convirtieron en un tema urgente en Estados Unidos, especialmente por su impacto en niños y adolescentes. Lamentablemente, cada cierto tiempo se registra un nuevo tiroteo escolar en el país, con víctimas mortales que se podrían haber evitado.
Las estadísticas de muertes y lesiones no fatales por armas han encendido las alarmas en todo el país. En Florida, el debate sobre la seguridad escolar, el control de armas y las medidas de prevención no pierde vigencia.
Sin embargo, un nuevo estudio reveló que el problema se está moviendo más allá de los centros educativos. El documento fue publicado en la revista Pediatrics por un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Florida (FSU).
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El debate público se suele centrar en los tiroteos en campus escolares y los refuerzos de seguridad de cada institución para evitarlos. A pesar de esta consciencia, los esfuerzos no están necesariamente reduciendo el acceso o el uso de armas entre los adolescentes.
Arma y municiones | Foto: Unsplash
Algunas cifras sugieren que, aunque los jóvenes ya no portan tantas armas dentro de las escuelas, sí lo hacen en otros espacios.
Hallazgos impactantes sobre las armas y los adolescentes
El estudio, titulado “Trends in Carrying Handguns Among Florida Adolescents: 2002–2022”, analizó datos del Florida Youth Substance Abuse Survey. Esta es una encuesta aplicada cada dos años a estudiantes de secundaria y preparatoria en todo el estado.
En total, los investigadores evaluaron las respuestas de más de 700.000 adolescentes a lo largo de dos décadas. El objetivo fue identificar cambios en cuatro áreas clave:
– Porte general de armas
– Porte en escuelas
– Actitudes hacia portar armas en escuelas
– Percepción sobre el acceso a armas
Los adolescentes de Florida por décadas han convivido con armas en su entorno | Foto Freepik
El hallazgo más llamativo es el aumento del 65% en el porte general de armas entre adolescentes. En 2002, apenas el 3.7% admitió haber llevado un arma de fuego; para 2022, ese número subió al 6.0%.
Este crecimiento se concentró especialmente en tres grupos: adolescentes mujeres, estudiantes de ‘middle school’ y jóvenes blancos.
Pese al aumento en el porte general, el estudio también identificó disminuciones importantes en otras áreas. Los adolescentes varones y quienes viven en zonas rurales redujeron significativamente el porte de armas dentro de las escuelas. Además, las actitudes favorables hacia portar armas en centros educativos y la percepción de acceso fácil a armas también bajaron.
Para los investigadores, esto sugiere que las tendencias no son uniformes y varían según el contexto y el grupo poblacional.
El acceso a las armas es muy fácil en el estado | Foto Michael Saechang Flickr/ Wikimedia Commons
Menos armas en las escuelas
Uno de los datos más alentadores del estudio es la reducción del porte de armas dentro de las escuelas. En 2002, el 1.1% de los encuestados aseguró haber llevado un arma a su centro educativo; en 2022, solo el 0.4% lo afirmó.
Esta caída del 60% coincide con un aumento en las medidas de seguridad en las instituciones, como el control de accesos, el uso de credenciales, la presencia de oficiales escolares y el registro obligatorio de visitantes.
También se registró un descenso del 39% en las actitudes favorables hacia portar armas dentro de las escuelas. Es decir, cada vez menos adolescentes consideran aceptable llevar un arma en ese entorno.
Detector de metales en escuelas | Photo Stacey Rupolo – Chalkbeat
Asimismo, el 14.1% de los encuestados en 2022 percibió que era fácil conseguir un arma, frente al 18.4% registrado dos décadas antes.
Sin embargo, los investigadores advirtieron que estos avances no deben generar una falsa sensación de seguridad. Aunque las cifras dentro de los planteles educativos mejoraron, el porte de armas en otros espacios sigue aumentando.
Se requieren nuevas estrategias
El estudio concluyó que las estrategias actuales no son suficientes y que las campañas de prevención deben comenzar más temprano y adaptarse a las particularidades de cada grupo sociodemográfico. El aumento del porte entre adolescentes mujeres y estudiantes de secundaria plantea la necesidad de rediseñar los programas educativos y de intervención.
Los investigadores también señalaron que se deben seguir evaluando los factores regionales y sociales que podrían influir en estas tendencias. Las diferencias en acceso, regulación local y cultura comunitaria podrían estar marcando las dinámicas de uso de armas entre adolescentes.
Detectores de metales en las escuelas | Foto de Josiah Cork
También insistieron en la necesidad de mantener políticas basadas en evidencia, reforzar la supervisión adulta y mejorar la comunicación entre familias, escuelas y autoridades.
Mientras el debate nacional sobre armas sigue dividiendo opiniones, las cifras en Florida dejan claro que el porte de armas entre jóvenes cambia, se adapta y persiste. Justo por eso, las soluciones deberían ir más allá de instalar un detector de metales en la entrada de una escuela.